Hace 45 años, Rosario Pintado cogió el bar Aranzazu del barrio Argixao de Zumarraga. Cocinó, sirvió en la barra y en el comedor, fregó... para sacar adelante el negocio y a sus cuatro hijos. Atendió con cariño a sus clientes y ayudó con su bar a mantener vivo el barrio. Tanto, que los vecinos cambiaron de nombre al bar y empezaron a llamarle el bar de la Rosario. Era el lugar de encuentro de los vecinos. Su marido, sus cuatro hijos y sus nueras le ayudaron en ello.
Hace 15 años, su hijo Maxi le tomó el testigo. Siguió trabajando con la misma pasión y entrega que su madre. Para sacar adelante a su familia y para ofrecer un lugar de encuentro a los vecinos. Pero un bar es muy atado. Ha hecho un ciclo de Robótica y ha encontrado trabajo en una fábrica. Con pena, ha decidido cerrar el bar que abrió su madre.
Desde que su madre abrió el bar, se han construido muchas casas en la zona alta de Zumarraga. Endika Altzelai nació en el barrio Eitzaga, pero consiguió una vivienda de protección en la calle Iñaki Linazasoro y vive allí con su mujer y sus dos hijos. El bar más cercano es el de Rosario y se ha convertido en su bar de cabecera. Cuando Maxi le dijo que iba a cerrar el bar, Endika le respondió que había que organizar una fiesta. No le dejó negarse. Él es músico y propuso a varios grupos salidos de la escuela de música tocar en la despedida del bar. Todos dijeron que sí. La fiesta fue el viernes. Se acercó mucha gente: clientes de Rosario, jóvenes clientes de su hijo Maxi, vecinos del centro que querían estar presentes en la despedida de un bar histórico... Todos lo pasaron en grande con la música de los grupos Soinu Hutsa y No Namers.

El cantante de No Namers, Javi Godoy, ofreció el micro a Maxi para que dijera unas palabras. Poco acostumbrado a hablar en público, se limitó a dar las gracias a todos. Sorpresivamente, después de la última canción, sin que nadie se lo pidiera, él mismo se acercó al micro. Dio las gracias a Endika por organizar la fiesta, le pidió que se acercara al escenario y le dio todo el dinero recaudado durante la tarde para que lo utilice para hacer frente a los gastos derivados de la enfermedad que sufre su hija. Sencillamente, no se puede poner un mejor final a 45 años de trabajo a favor de la familia y el barrio.
